El cuento de Periquito Sarmiento

Juguemos pues, pero esta vez a mi manera,
que estoy harta de tanto pilla-pilla, y de ser siempre yo la que pierda.
Ahora si me pillas, te la quedas.
En este parchís, si entras en mi casilla,
tú no me comes, seré yo la que mueva ficha.
Hacia atrás estará la meta y hacia delante, de nuevo, el punto de salida,
para empezar cuantas veces quiera, y repetir a mi antojo las partidas.
Si prefieres el escondite, tú contaras hasta el infinito,
que yo me elijo cascarilla.
Habrá 8 salves en mis cuatro esquinas.
En mi Juego de la Loca, además de puentes y ocas,
hay una rana y si me toca tiro porque me da la gana.
Este juego sin sentido aparente, es de lo más sencillo,
pues la única norma es saltarse las reglas de siempre.
Te propongo disfrutar el absurdo placer de poner del revés lo evidente,
Ni yo ganó ni tu pierdes, esto es diferente.
Un día decidí hacer de mi vida un cuento,
hoy hago del cuento un juego,
y te sugiero lo siguiente:
Si has leído hasta aquí pensaras que es el final,
pero por si no te has dado cuenta
también podría ser una buena forma de empezar,
te explico, verás…solo si lees esto hasta abajo entenderás que…
Escribo a ciegas.
Escribo a ciegas
Un día decidí hacer de mi vida un cuento,
hoy hago del cuento un juego,
y te sugiero lo siguiente:
Si has leído hasta aquí pensaras que acabo de empezar,
pero como habrás visto también podría ser un buen final,
si no lo has entendido sigue leyendo y verás que…
Te propongo disfrutar el absurdo placer de poner del revés lo evidente,
Ni yo ganó ni tu pierdes, esto es diferente.
Este juego sin sentido aparente, es de lo más sencillo,
pues la única norma es saltarse las reglas de siempre.
En mi Juego de la Loca, además de puentes y ocas,
hay una rana y si me toca tiro porque me da la gana.
Habrá 8 salves en mis cuatro esquinas.
Si prefieres el escondite, tú contaras hasta el infinito,
que yo me elijo cascarilla.
En este parchís, si entras en mi casilla,
tú no me comes, seré yo la que mueva ficha.
Hacia atrás estará la meta y hacia delante, de nuevo, el punto de salida,
para empezar cuantas veces quiera, y repetir a mi antojo las partidas.
Juguemos pues, pero esta vez a mi manera,
que estoy harta de tanto pilla-pilla, y de ser siempre yo la que pierda.
Ahora si me pillas, te la quedas.

El pobre Perico también merecía otro final para su cuento