jueves, 8 de abril de 2010
Un segundo para siempre
Por el camino me iba acariciando el sol. Mis pies continuaron pero yo paré un instante, podía agarrar ese segundo con mis dedos, el tiempo seguía corriendo a contrarreloj, pero ese momento estaba en mis manos.
La inercia del día a día me hacía andar igual que respiraba; sentía, percibía, disfrutaba, sufría, aprendía…sin darme cuenta; Subía y bajaba esta maldita montaña rusa con los ojos cerrados, como si tuviese miedo de que no existiese un mañana planeaba la vida con la esperanza de atraparla; mientras, ella se escapaba, sin ser ni estar.
Abrí los ojos en mi pequeña fracción de ese tiempo escurridizo, contemplé la magia de todo lo que me rodeaba, también vi quién estaba a mi lado y sonreí, eras tú; ya no tenía miedo. Estaba allí, en el lugar y momento exacto donde debía estar.
Mientras siga respirando existirá un mañana y mis pasos me llevaran hacia él, si dejo de respirar entonces ya no habrá de que preocuparse, no seré, no estaré; pero hoy, ahora estoy aquí. Abrí los ojos y respiré. Nadie nos enseña donde parar, lo elijes tú.
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